jueves, 24 de mayo de 2012


SI NOS JUZGAMOS A NOSOTROS MISMOS NO SEREMOS JUSZGADOS
(2Co 5:10-11)
El señor vendrá a juzgarnos, todos compareceremos ante el tribunal de Cristo, para recibir cada uno según lo que hubiese hecho por medio del cuerpo, sea bueno o malo. Dios traerá toda obra a juicio.
Oh, hermanos, ¿tenemos que dar cuenta de todo? ¿De cada misericordia, de cada aflicción, de cada liberación, de cada momento, de cada talento, de cada don de gracia, de cada sermón y de cada palabra de verdad en El?
¿A dónde huiremos  para buscar ayuda? ¿Dónde dejaremos  nuestra gloria propia? Si tú, Señor, miras a nuestras iniquidades, ¿Quién podrá permanecer? ¿Quién podrá responder por solamente una de estas cosas, mucho menos por miles de ellas?
Yo tiemblo cuando pienso del peligro en que estamos de ser llamados a cuentas por todo lo que ha pasado aquí: nuestra predicación tan negligente, nuestra oración tan ociosa, nuestra conversación tan ligera. Hemos sustituido el banquete espiritual por fiestas carnales y todo ha sido una vergüenza al salvador quien dio su vida por nosotros.
Oh, ¿Cómo puedo yo tener un corazón tan grande y  sin embargo, con tan poquito lugar  para Cristo y con tan pocos pensamientos de Él? ¿Cómo es que tengo una lengua tan larga, mientras que Cristo es honrado tan poquito y mis vecinos y compañeros aprovechan tan poco de ella?
Oh, hermanos, ¡refugiémonos ahora bajo el cubierto de su preciosa sangre, para que podamos responder justamente en aquel día!
“El Predicador Evangélico” Av. Castilla Nº 292  – Tarma Perú - Tel: (064)33-6764

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